jueves, 7 de noviembre de 2019

Educar en igualdad, prevención y erradicación de la violencia de género

Jornada Nacional de ESI

Desde la sanción de la Ley N° 27.234 “Educar en igualdad, Prevención y Erradicación de la Violencia de Géneroen el año 2015, todos los años las escuelas realizan la Jornada Educar en Igualdad. El objetivo es propiciar la reflexión y el desarrollo de actitudes y prácticas que contribuyan a modificar las bases culturales en las que se asienta la violencia de género.   
Séptimo y sexto grado proyectaron, organizaron y realizaron una campaña contra la violencia de género con los vecinos del barrio.






miércoles, 2 de octubre de 2019

Cartelera de octubre

Diseñamos, armamos e instalamos la cartelera de octubre para que la disfruten y se diviertan escaneando los códigos QR.



17a Maratón Nacional de lectura

La próxima Maratón será el viernes 27 de septiembre en todo el país. Durante ese día, millones de personas en todos los rincones de la Argentina estaremos leyendo al mismo tiempo junto con los niños para comunicar a la sociedad que leer es bueno para el presente y para el futuro de nuestros chicos. Nosotros no nos quedamos afuera!!!

 

martes, 1 de octubre de 2019

Desafíos de Prácticas del Lenguaje

El corazón delator

[Cuento - Texto completo.]
Edgar Allan Poe

¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen… y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.
Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre… Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.
Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio… ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado… con qué previsión… con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría… ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente… muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente… ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches… cada noche, a las doce… pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía.
Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás… pero no. Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sabía que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando suavemente, suavemente.
Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando:
-¿Quién está ahí?
Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama. Seguía sentado, escuchando… tal como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte.
Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena… ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecían. Repito que lo conocía bien. Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi corazón. Comprendí que había estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: “No es más que el viento en la chimenea… o un grillo que chirrió una sola vez”. Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado a él, deslizándose furtiva, y envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que lo movía a sentir -aunque no podía verla ni oírla-, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitación.
Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna.
Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo de buitre.
Estaba abierto, abierto de par en par… y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito.
¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el latir del corazón del viejo. Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado.
Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callado. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más rápido, cada vez más fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tenía que ser terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me siguen ustedes con atención? Les he dicho que soy nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un resonar tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil. ¡Pero el latido crecía cada vez más fuerte, más fuerte! Me pareció que aquel corazón iba a estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de mí… ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido! ¡La hora del viejo había sonado! Lanzando un alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó una vez… nada más que una vez. Me bastó un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colchón. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Claro que no me preocupaba, pues nadie podría escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin, de latir. El viejo había muerto. Levanté el colchón y examiné el cadáver. Sí, estaba muerto, completamente muerto. Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo. No se sentía el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volvería a molestarme.
Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para esconder el cadáver. La noche avanzaba, mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el cadáver. Le corté la cabeza, brazos y piernas.
Levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco. Volví a colocar los tablones con tanta habilidad que ningún ojo humano -ni siquiera el suyo- hubiera podido advertir la menor diferencia. No había nada que lavar… ninguna mancha… ningún rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba había recogido todo… ¡ja, ja!
Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro de la madrugada, pero seguía tan oscuro como a medianoche. En momentos en que se oían las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad, pues ¿qué podía temer ahora?
Hallé a tres caballeros, que se presentaron muy civilmente como oficiales de policía. Durante la noche, un vecino había escuchado un alarido, por lo cual se sospechaba la posibilidad de algún atentado. Al recibir este informe en el puesto de policía, habían comisionado a los tres agentes para que registraran el lugar.
Sonreí, pues… ¿qué tenía que temer? Di la bienvenida a los oficiales y les expliqué que yo había lanzado aquel grito durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo se había ausentado a la campaña. Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente, acabé conduciéndolos a la habitación del muerto. Les mostré sus caudales intactos y cómo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitación y pedí a los tres caballeros que descansaran allí de su fatiga, mientras yo mismo, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba el cadáver de mi víctima.
Los oficiales se sentían satisfechos. Mis modales los habían convencido. Por mi parte, me hallaba perfectamente cómodo. Sentáronse y hablaron de cosas comunes, mientras yo les contestaba con animación. Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me ponía pálido y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara… hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos.
Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero seguí hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba… ¿y que podía hacer yo? Era un resonar apagado y presuroso…, un sonido como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia… maldije… juré… Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto… más alto… más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían… y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces… otra vez… escuchen… más fuerte… más fuerte… más fuerte… más fuerte!
-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí… ahí!¡Donde está latiendo su horrible corazón!
FIN

Traducción de Julio Cortázar

lunes, 2 de septiembre de 2019

miércoles, 28 de agosto de 2019

Transformaciones químicas

En ciencias naturales trabajamos con  experiencias de laboratorio, diseñamos protocolos y organizamos la  información.



















miércoles, 21 de agosto de 2019

MATIFIC

La profe Mercedes nos presentó la plataforma Matific donde podemos ampliar nuestros conocimientos matemáticos con juegos divertidos.
Solo por 30 días podemos utilizarla de manera gratuita.

https://www.matific.com/ar/es-ar/home/ 

Usuario: septimoayb3@gmail.com
Contraseña: distrito4

jueves, 8 de agosto de 2019

PROA

 Minimalismo, postminimalismo y conceptualismo 60' y 70´

Facundo Ferreira nuevamente nos sorprende con un lindo video que hizo con fotos de la salida a PROA.


martes, 6 de agosto de 2019

¡¡¡¡SORPRESA!!!!


😍QUE LINDO EMPEZAR LA MAÑANA DE ESTA MANERA

Gracias, a todo el grupete hermoso de séptimo A y a sus papis por tan linda sorpresa.
¡Los quiero!

 

miércoles, 17 de julio de 2019

Conociendo la personalidad del General San Martin

Vos también podes conocerla haciendo click en los siguientes enlaces 

https://www.youtube.com/watch?v=o44mCe6n5GY 


Tomamos nota sobre los rasgos de la personalidad del General José de San Martín:

... "Era un tipo que le gustaba la pintura, leer, tocaba bien la guitarra, jugaba al ajedrez"...
Juana

 ..."Era asmático, tenía artrosis y no escondia sus dolencias"...
Jeremías

..." Era reflexivo, temerario, creía mucho en Dios, era obsesivo con su tarea militar"...
Wanda

... "ambicioso porque quería poder. No era mujeriego pero tenía su amante"...
Luciana




viernes, 5 de julio de 2019

9 de julio "Día de la independencia"

El 9 de Julio 

Se conmemora la Declaración de la Independencia. 

 Declaración e independencia son palabras que no usamos todos los días.
Declarar significa comunicar, decir en voz alta o escribir, una decisión. Independencia tiene muchos significados.
Qué es independencia según séptimo grado

wanda 
Para mí la independencia es depender de uno mismo hasta cierto límite, que nadie te diga que hacer, como vestirte, con que persona estar sea mujer u hombre,de que trabajar, que estudiar.....
yo como adolescente de trece años creo poder tomar algunas decisiones, como por ejemplo cómo vestirme, con quién juntarme,salir sola con cuidado y hacer cosas con responsabilidad.

Martina Meynet
Para mí la independencia es poder hacer todo lo que quieras, onda no todo sino todos los derechos humanos y poder ser uno sin que nadie decida por vos, tomar tus propias decisiones , hacer lo que quieras sin que te manejen.
Yo como adolescente de 12 años ya puedo elegir como vestirme y a que colegio quiero ir.

Jeremías
La independencia es ser una persona independiente en un país independiente, tener derechos y poder hacer las cosas que quieras. No todas  pero de una forma libre, no estar encerrado en un país y no aceptar y hacer lo que un gobierno te dice.
Yo como adolescente de trece años creo que la independencia para un chico o chica es poder salir sólo pero con precaución, hacer cosas con responsabilidad y poder tomar mis propias decisiones.

Milagros Duarte 
La independencia para mí es responsabilizarme sobre mis deberes diarios y hacer las cosas yo sola sin depender de nadie. Por ejemplo hacer mis tareas todos los días, ayudar en mi casa y cuidarme siempre.

Julieta
La independencia para mí es  tener la capacidad para hacer algunas cosas como por ejemplo: tomar las decisiones que implican solo mi decisión, hacerme responsable de mis actitudes sin que nadie más me lo diga, quedarme sola en mi house, cuidar de mis hermanos, ir sola a algún lado y soy independiente con mi higiene.

Lautaro Delclaux
Para mí ser independiente es poder tomar tus propias decisiones mientras sea algo que no lastime a nadie.

Tomás
Para mí la independencia es depender de uno mismo y no de otras personas. como cocinarme.

 

viernes, 28 de junio de 2019

Bomberos por un día

¡Gracias!

A los bomberos de la estación 5 de Barracas que nos recibieron con un riquísimo desayuno y nos enseñaron muchas cosas con paciencia y dedicación.Así fue como fuimos bomberos por un día, gracias a estos superheroes  que no tienen superpoderes pero les sobra amabilidad, valentía y vocación.



martes, 18 de junio de 2019

Museo Benito Quinquela Martin

Viviendo el barrio,  con la Profe de plástica recorrimos el museo, reflexionamos, observamos y analizamos las obras de Benito Quinquela Martin.


 

ESI: La publicidad del derecho y del revés

La publicidad del derecho y del revés

 ¿Podría alguien no mirarlas? Parece casi imposible. Al caminar por la calle, al leer una revista o un diario en cualquier sala de espera o al consultar el celular, nos encontramos con las publicidades, las miramos, las leemos, las comparamos, reconocemos las nuevas y las que permanecen. En otras palabras, estamos relacionados con ellas sin que podamos decidir si queremos o no hacerlo. 



Juego del "Gato"

 EL GATO
Este es un juego divertido y de reglas simples.

Mientras juega esta versión de "El gato" con tablero avanzado hasta 12 x 12, también practicará las tablas de multiplicar.

Y aquellos que las sepan bien, podrán jugarlo con estrategia más fácilmente.
¡Juegue y diviértase!




lunes, 13 de mayo de 2019

¡A practicar!

Un día aburrido, de lluvia o simplemente para practicar los chicos usan el siguiente enlace. 

Aprovechalo y practicá vos también. 

https://es.ixl.com/math/

miércoles, 8 de mayo de 2019

Recorrido lector

En este muro interactivo iremos subiendo los cuentos que se están trabajando en el aula en el marco del proyecto "Historias del futuro: seguimos el género ciencia ficción"



Hecho con Padlet

martes, 30 de abril de 2019

Aprendiendo a usar el blog - facilitadores escolares

      Hoy estamos aprendiendo a usar el blog escolar, para poder enseñarles a los compañeros a publicar entradas.  


     Somos facilitadores escolares, esto significa que podemos compartir estas herramientas que aprendimos hoy con otros.



 

viernes, 29 de marzo de 2019

Ciencias Naturales: Cambios físicos y químicos I

     En el marco de la secuencia didáctica "Interacciones entre los materiales" comenzamos a trabajar resolviendo situciones problemáticas a  través de experiencias de laboratorio.
    En esta oportunidad trabajamos con la misteriosa "desaparición" de un pedacito de papel alumino en una pileta tratada con sulfato de cobre.
   Los chicos elaboraron los protocolos a seguir para la realización de la experiencia y la llevaron a cabo.